Cultura
El patrimonio cultural en el municipio de Torvizcón se ve reflejado en los monumentos, la agricultura, el folclore, la apetitosa gastronomía y las fiestas populares, con inconfundibles singularidades.
Patrimonio monumental y urbanístico
Torvizcón conserva uno de los conjuntos urbanos mejor cuidados de la comarca, residiendo ahí su valor artístico, además de en sus elementos de carácter religioso.
Iglesia de Torvizcón: Fue una de las siete iglesias que habían sido levantadas en La Alpujarra a principios del siglo XVI. Quemada, como muchos templos de la comarca, durante la Rebelión de los moriscos, permite conocer distintas etapas constructivas y artísticas. El volumen de la iglesia, y especialmente de la torre, tiene un gran valor urbanístico y simbólico.
Antigua Ermita: Localizada en La Haza del Lino.
Patrimonio agrícola
Ya desde época andalusí se cultivaban viñedos en Torvizcón para exportar las uvas pasas. El patrimonio agrícola de este municipio está muy relacionado con esta labor, también:
La Almazara Lagar de los Rafaeles denota la importancia que tuvo en su momento a razón de su gran tamaño, conservando la tipología alpujarreña. Se localiza en el Cortijo del mismo nombre. Junto a la Rambla Barbacana se sitúa la Almazara Hondero, también antigua.
En el entorno de Piedras Blancas se exponen la Pisadora, utilizada para pisar la uva mecánicamente, la Prensa y la Trasegadora, todo ello formando conjunto de elementos etnográficos de interés.
Fiestas
Fiestas Patronales en honor a San Antonio Abad: 17 de enero. En Torvizcón existe la curiosa costumbre de criar, todos los años y en plan comunitario, un cerdo al que llaman “Marranillo de San Antón”. El animal anda durante varios meses suelto por las calles con un lazo rojo atado al cuello, siendo alimentado por todos los vecinos. El día de San Antón se sortea en la plaza. Por la noche se encienden “chiscos” -hogueras comunitarias- y se asan trozos de tocino acompañados del vino del terreno.
San Marcos: 25 de abril. En este día es tradición ir a comer al campo para degustar los típicos hornazos de pan con huevo duro.
Fiestas de la Virgen del Rosario: Primera semana de octubre.
Gastronomía
La cultura culinaria en Torvizcón es acompñada por los ricos caldos de la Contraviesa. La Olla de San Antón, preparada a partir de garbanzos, rabo y pata de cerdo, morcilla, espinazo y agua. Tienen fama los dulces elaborados con higos secos, como el Pan de Higos, con almendras, canela, matalahúva y aguardiente.
Historia
La historia de Torvizcón se remonta a época romana, siendo la antigua “Turidianum”. Tuvo su momento de esplendor en el período andalusí, cuando toda La Alpujarra era un importante emporio agrícola especializado en la producción de seda. Debido a su situación en las proximidades del Río Guadalfeo, y por ser paso obligado para la penetración a La Alpujarra desde la costa, fue cabeza de partido desde finales del siglo XVI y hasta el siglo XIX, recibiendo el título de Villa.
Ya en el siglo XVI hay noticias de su existencia con relación a sus aguas de riego y sus pozos. El Término de Torvizcón llegó a reunir una gran cantidad de cortijos durante el siglo XIX. El nombre del pueblo puede provenir del arbusto conocido como “torvisco”, abundante en la zona y usado
antiguamente según la tradición para curar el “mal de ojo”. Fue considerada en otro tiempo la capital de la Contraviesa.
Espacios
La mayor parte de la Sierra de la Contraviesa se encuentra comprendida dentro del término municipal de Torvizcón:
Alcornocal de La Haza del Lino: Denso bosque de alcorques, único que se conserva en Andalucía oriental.
Barranco Barbacana: Con bosque de galería y ribera con álamos, retamas, encinas, cultivos de almendros, etc. Existen numerosos cortijos en el entorno.
Rambla de Torvizcón: Nace en el Alcornocal de La Haza del Lino y desemboca en el Río Guadalfeo. Con diversos cortijos en todo su recorrido.
Castaño de Carretera: Localizado en La Haza del Lino, abre sus ramas en forma espectacular. De carácter centenario.
Turismo
Museo de Agustín Neguilla: Museo instalado en la propia vivienda de Agustín Neguilla, que recoge una colección de artesanía en esparto, así como diversos enseres y aperos tradicionales.